Los nuevos escenarios y demandas organizacionales, caracterizadas por la incertidumbre, la hipercompetitividad, la globalización, la revolución de las tecnologías de información y comunicación, la dinámica y volatilidad económica/empresarial, el surgimiento de nuevas demandas y necesidades, los cambios en las tendencias de los negocios y la emergencia de tecnologías cada vez más innovadoras, representan un verdadero desafío para las organizaciones, quienes deben responder de manera acertada a dichos requerimientos y lograr un adecuado posicionamiento, lo cual pasa por un efectiva gestión de mantenimiento.
Al efecto, el mantenimiento es una función organizacional/gerencial de alto impacto potencial, orientada al logro de los objetivos de operatividad y disponibilidad de las instalaciones productivas, a la reducción de restricciones a los fines de garantizar la seguridad, confiabilidad, disponibilidad, mantenibilidad y seguridad de los activos físicos, del personal y del ambiente con el mínimo costo posible, sin olvidar los criterios de responsabilidad social empresarial, todo ello en concordancia con la visión, misión, políticas, lineamientos, planes y programas de la organización y del contexto regional, nacional y mundial.
En atención a lo precedente, la gestión de mantenimiento como área estratégica de la organización, debe orientar sus esfuerzos a identificar y gestionar los riesgos, ya sean operacionales, financieros, estratégicos y de cumplimiento, asegurando que todo activo físico continúe desempeñando las funciones deseadas, maximizando su vida útil, dentro de las recomendaciones de garantía y uso de fabricantes y las normas de seguridad. Así el mantenimiento, se extiende a asegurar la confiabilidad de los activos a través de acciones concretas y bajo un sistema de gestión.
En otras palabras, la gestión de mantenimiento se centra en lograr que el sistema productivo (SP) de una empresa u organización (maquinas, instalaciones y/o equipos capaces de producir un producto), continúe desempeñando sus funciones contribuyendo a conservar las actividades productivas de las cuales se obtienen las utilidades económicas, generando así la sostenibilidad. Lo anterior se sustenta en la premisa de que el SP, a lo largo de su vida útil sufre degradaciones, obsolescencias o desgastes, que ameritan mantenimiento. El no hacerlo de manera preventiva y oportuna genera pérdidas de productividad, lo que se traduce en baja rentabilidad.
En síntesis, una adecuada, eficiente y oportuna gestión de mantenimiento, implica cumplir las fases del proceso administrativo en la empresa, es decir planificar, coordinar, dirigir, organizar y evaluar el correcto funcionamiento de los equipos disponibles, así como los recursos materiales, humanos y flujos de información, en aras no solamente de prolongar la vida útil de los equipos y maquinas, sino también minimizar el gasto en reparación de fallas y averías y en consecuencia aumentar la rentabilidad.
Este aumento en la rentabilidad económica, también viene por la disminución de los costos de mantenimiento por perdidas, con lo cual se aumenta el margen de ganancias. En consecuencia, una adecuada gestión de mantenimiento, permitirá alcanzar la excelencia operativa, es decir le permitirá a la organización ofrecer servicios a un precio competitivo y lograr el equilibrio entre la calidad y la funcionalidad. Por tal razón, la gestión de mantenimiento constituye una oportunidad para aumentar la productividad y rentabilidad económica y no un costo que perjudicaría dicha rentabilidad. Siendo así las cosas, la gestión de mantenimiento permitirá a las empresas, el entorno adecuado para dirigir su negocio sobre la base de una buena relación calidad- precio, además de tener un impacto directo en la ejecución de las estrategias técnicas y financieras.
En efecto, la cantidad de producción a un nivel de calidad dado, está determinada por la capacidad instalada de producción y por su disponibilidad entendiéndose por tal al cociente del tiempo efectivo de producción entre la suma de este y el tiempo de parada por mantenimiento.
Además de lo anterior, la gestión de mantenimiento representa una estrategia importante en materia de seguridad laboral, ya que un gran porcentaje de accidentes son generados por desperfectos en los equipos y maquinas, que pueden ser perfectamente predecibles y controlados. Asociado a lo precedente, la gestión de mantenimiento incide en el ambiente laboral, por cuanto también implica el adecuado mantenimiento de las áreas y ambientes de trabajo, en función de aspectos tales como iluminación, ventilación, mobiliario, orden, limpieza, entre otros. Todo lo cual aumenta los niveles de satisfacción y motivación laboral en los empleados, cuyo desempeño como el capital humano de la organización, constituye un aspecto fundamental en aras de la competitividad y productividad empresarial.
En función de lo expuesto y para cumplir con tal cometido, la organización debe poseer un sistema de información que le permita manejarse de forma óptima y oportuna para la toma de decisiones, con altos niveles de eficacia (capacidad de lograr los objetivos y metas programadas con los recursos disponibles en un tiempo determinado) y eficiencia (capacidad de alcanzar los objetivos y metas programadas con el mínimo de recursos disponibles y tiempo, logrando su optimización), aumentando la confiabilidad de los equipos, asegurando la competitividad, disminuyendo la cantidad de fallas que generan interrupciones no planificadas y asegurando los estándares de calidad.
Si analizamos en cualquier tipo de industria u organización áreas como: producción, facturación, finanzas, ventas, etc. es prácticamente inconcebible pensar en realizar una labor eficiente de esos procesos sin contar con una solución computacional de avanzada. De allí, que disponer de un software de gestión de mantenimiento no es una adquisición de moda, es una verdadera necesidad empresarial/organizacional, es una ventaja competitiva que permite mejorar la productividad y consecuente rentabilidad.
Tradicionalmente los software de gestión de mantenimiento también denominados como (CMMS), acrónimo de computerized maintenance management system ó (GMAO) acrónimo de gestión de mantenimiento asistido por ordenador, eran programas muy costosos solo accesibles a grandes empresas, se trataban de programas instalables que requerían altas inversiones en servidores y licenciamiento, requiriendo controles manuales y generando grandes volúmenes de impresiones en papel, con lo cual manejar una gran cantidad de información era un proceso casi imposible.
No obstante los requerimientos actuales demandan más que un CMMS o un simple administrador de órdenes de trabajo. Al respecto cabe destacar a FRACTTAL www.fracttal.com como novedosa plataforma de gestión de activos y mantenimiento, 100% en la nube y móvil la cual ofrece una solución integral para administrar los activos empresariales y gestionar el mantenimiento de cualquier industria permitiendo conocer en tiempo real desde cualquier parte o dispositivo los gastos o rendimiento de los activos empresariales.
De esta forma las empresas pueden planificar, organizar y ejecutar el mantenimiento a todos sus activos de manera ágil, moderna y segura con la confiabilidad de verdaderos expertos en el área, ingenieros de soporte técnico disponibles a tiempo completo, obteniendo información en tiempo real lo que les permite tomar decisiones de manera rápida, confiable y flexible.
Otra de sus ventajas, es la posibilidad de integrarse con todos los procesos y sistemas de la empresa funcionando de manera holística, engranada e interactiva. Además es compatible con los estrictos requisitos de las normas de auditoria de La iniciativa Global de Seguridad Alimentaria (GFSI), Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y la Auditoria ISO 22000, mediante el almacenamiento de todos los procedimientos y el registro de las acciones tomadas.
Autor: Christian D. Struve
Co-fundador y CEO