¿Qué vas a encontrar en este artículo?
- ¿Cuáles son las fases del ciclo de vida de un activo?
- La adquisición de activos
- La operación de activos
- El mantenimiento de activos
- La eliminación de activos
El ciclo de vida de un activo está representado por una serie de fases por las que pasa dicho activo desde su adquisición y puesta en marcha hasta su eliminación. Cada fase presenta diferentes retos, pero también ofrece oportunidades de ahorro de costes. Por supuesto, uno de los aspectos más importantes para que el ciclo de vida de un activo sea lo más largo posible es el mantenimiento que se le da durante su fase de operación.
En esta entrada del blog, hablaremos de las diferentes etapas del ciclo de vida de un activo y de cómo los responsables de mantenimiento pueden sacar el máximo partido de cada una de ellas.
¿Cuáles son las fases del ciclo de vida de un activo?
El ciclo de vida de un activo puede dividirse en cuatro fases principales: adquisición, operación, funcionamiento o mantenimiento y eliminación. Si quieres aprender lo que implica cada fase, te invitamos a que continúes leyendo mientras te compartimos todos los detalles.
La adquisición de activos
Esta es la fase en la que una organización compra o adquiere de alguna manera un activo. El objetivo durante esta fase debe ser obtener la mejor relación calidad-precio. Esto significa tener en cuenta no sólo el precio de compra, sino también los costes de propiedad (TCO). El coste total de la propiedad no sólo incluye el precio de compra inicial, sino también los costes de mantenimiento y reparación, así como la depreciación.
En otras palabras, puede pasar que los activos de menor precio pueden requerir un mantenimiento más frecuente y tener una vida útil más corta, lo que podría suponer un mayor coste a largo plazo. En este punto los profesionales de mantenimiento pueden aportar información muy valiosa sobre lo que se puede esperar del activo en cuestión en lo referente a su confiabilidad y mantenibilidad para ayudar a tomar las decisiones.
Por ejemplo, la fase de adquisición del ciclo de vida de un activo es una parte clave en el proceso de gestión de la industria energética. Durante esta fase, se identifican y evalúan los activos potenciales según una serie de criterios. Esto incluye una evaluación del impacto medioambiental y el rendimiento, así como factores financieros como el coste, la depreciación estimada y el rendimiento esperado de la inversión.
Para garantizar una toma de decisiones acertada, las organizaciones suelen recurrir a ingenieros consultores para que les asesoren antes de tomar decisiones de compra. Los proyectos complicados pueden requerir la debida diligencia con revisiones legales del vendedor y del activo en cuestión. Una vez identificado y adquirido el activo óptimo, comienza la gestión de los activos, que implica actividades continuas como el mantenimiento, las actualizaciones y la planificación de la obsolescencia para garantizar que los activos sigan siendo útiles y estén alineados con los objetivos empresariales. Un proceso de adquisición eficaz permitirá a las organizaciones alcanzar el éxito a largo plazo y reducir su perfil de riesgo general.
En conclusión, es importante hacer la debida diligencia durante esta etapa y seleccionar un activo que satisfaga tus necesidades tanto ahora como en el futuro.
La operación de activos
Una vez que el activo se ha adquirido, entra en la fase de operación, también llamada explotación o despliegue. En esta fase hay que centrarse en sacar el máximo provecho del activo y minimizar el tiempo de inactividad. Una forma de hacerlo es aplicando un programa de mantenimiento preventivo. El mantenimiento preventivo consiste en inspecciones y revisiones periódicas de un activo para identificar posibles problemas antes de que se produzcan. La aplicación de un programa de mantenimiento preventivo puede ayudar a prolongar la vida útil de un activo y mejorar su fiabilidad.
Al desplegar un activo, es importante asegurarse que se utiliza de acuerdo con su finalidad y que se lleva a cabo toda la formación necesaria para que el personal se familiarice con su manejo de forma segura y eficaz. Un punto importante en esta fase es la instalación y puesta en marcha. Esto puede ser costoso, por lo que es importante asegurarse de que la instalación se realiza correctamente la primera vez.
Cabe destacar que es importante que los profesionales de mantenimiento quienes estarán encargados de garantizar la disponibilidad de los activos que están siendo instalados para su explotación deben participar de manera activa en esta fase. Así, estos profesionales podrán garantizar que se instalen los activos con todas las condiciones que puedan facilitar las tareas futuras de mantenimiento. Por ejemplo, pueden asegurarse de que se instalen puntos de lubricación y toma de muestras de aceite en los equipos en los cuáles estas actividades son necesarias.
Para las empresas del sector de la hostelería, la fase de explotación del ciclo de vida de un activo puede implicar el mantenimiento de un inventario de todos los suministros y equipos necesarios, así como la prestación de servicios de mantenimiento periódicos.
Durante esta fase, es importante responder rápidamente a cualquier necesidad de reparación o sustitución que surja. Además, es necesario que la dirección garantice un buen entorno de trabajo tanto para los clientes como para los empleados. Esto incluye garantizar una ventilación apropiada y fuentes de luz natural adecuadas en todo el inmueble.
Además, los protocolos de salud y seguridad deben supervisarse continuamente y cualquier infracción debe tratarse inmediatamente para minimizar la posible responsabilidad o las multas. Como el reloj sigue corriendo durante el uso, también hay que tener en cuenta la programación adecuada para permitir un uso óptimo del espacio y los recursos sin comprometer la satisfacción de los empleados o los clientes. En general, la gestión de la fase de explotación del ciclo de vida de un activo de una empresa del sector de la hostelería requiere una planificación y una ejecución cuidadosas para mantener a los clientes satisfechos y, al mismo tiempo, protegerse de las responsabilidades o los enredos legales.
El mantenimiento de activos
Esta fase suele solaparse con la anterior, por lo que generalmente se le conoce como la fase de funcionamiento y mantenimiento. Con el tiempo, todos los activos necesitarán algún tipo de reparación o sustitución debido al desgaste normal. El objetivo durante esta fase es realizar estas reparaciones y sustituciones de manera oportuna y rentable. Una forma de hacerlo es tener a mano piezas de repuesto para poder realizar las reparaciones rápidamente cuando sea necesario. Otra forma de ahorrar dinero durante esta fase es reparar en lugar de sustituir los componentes siempre que sea posible.
Es en esta fase donde los gestores del mantenimiento y demás profesionales del área tienen la mayor cantidad de trabajo. Al final son ellos los responsables de todas las tareas que garantizarán la fiabilidad y la disponibilidad del activo.
Por ejemplo, en las operaciones de mantenimiento en el sector del transporte, esto es una fase crítica. Un plan de mantenimiento eficaz para una empresa del sector del transporte debe incluir evaluaciones periódicas de todos los vehículos para detectar daños, registros de mantenimiento que registren cómo se han revisado o sustituido las piezas a lo largo del tiempo, y la programación de servicios para mantener los vehículos al día con las últimas normas de seguridad.
Todas las medidas adoptadas deben tener como objetivo evitar los tiempos de inactividad imprevistos y garantizar el cumplimiento de la normativa local. Además, la realización de acciones correctivas periódicas, cuando proceda, puede ayudar a evitar costosas reparaciones posteriores y optimizar el mantenimiento como conjunto en los activos de este sector.
Estas estrategias de mantenimiento pueden requerir recursos adicionales, como personal o inversiones financieras, pero en última instancia supondrán un ahorro en los costes operativos a largo plazo debido a la mayor fiabilidad de los activos y a la disminución del riesgo de que se produzcan accidentes catastróficos debido a la antigüedad o a fallos no detectados en los equipos.
Creando objetivos realistas en relación con las actividades de mantenimiento planificadas frente a las reales y midiéndolas a través de los KPI (Indicadores Clave de Rendimiento), las empresas pueden adquirir conocimientos sobre lo que funciona bien para su sistema particular de gestión de activos, ayudándoles a conseguir la máxima eficiencia con unos costes mínimos.
Para lograr todo esto, muchas empresas utilizan un CMMS o GMAO (Software de gestión de mantenimiento) en la fase de mantenimiento del ciclo de vida de un activo. Por ejemplo, cada activo de la flota tendrá datos como las horas de funcionamiento y los historiales de sustitución de piezas que se rastrean y supervisan en el CMMS. Este sistema les permitirá planificar y ejecutar las tareas de mantenimiento a tiempo, ayudando a mantener sus activos funcionando sin problemas y evitando también costosas averías. El GMAO también ayuda a racionalizar los planes de las medidas de mantenimiento preventivo, ya que no sólo avisa a los gestores cuando hay que sustituir determinadas piezas, sino que también pueden programar las sustituciones en consecuencia.
Las capacidades de seguimiento también proporcionan a los gestores una visión crucial de la utilización de los activos que puede servir para informar de futuras decisiones de compra, lo que permite a las empresas realizar inversiones más inteligentes en la salud a largo plazo de sus flotas.
Todo esto combinado ayudará a garantizar que cualquier activo se mantenga lo suficientemente sano como para permanecer en servicio a lo largo de su ciclo de vida. Por ello, los sistemas de GMAO son indispensables a la hora de planificar las operaciones de una empresa en el sector del transporte o en cualquier otro ámbito en el que sea necesario un seguimiento detallado de los grandes activos. Estas plataformas ofrecen una gran cantidad de ventajas operativas que ninguna otra solución podría igualar En definitiva, cualquier organización que desee mantener sus activos en funcionamiento debería considerar seriamente la posibilidad de invertir en una herramienta tan valiosa para agilizar la gestión del ciclo de vida y mejorar la toma de decisiones.
La eliminación de activos
Cuando un activo llega al final de su vida útil, hay que eliminarlo adecuadamente. El objetivo durante esta fase es minimizar los residuos y el impacto medioambiental, sin dejar de cumplir todas las leyes y normativas aplicables. Por ejemplo, muchos activos pueden reciclarse o reutilizarse en lugar de enviarlos a un vertedero, mientras que otros pueden tener que ser eliminados como residuos peligrosos.
Por ejemplo, la mayoría de las organizaciones del sector salud recurren a un servicio de recogida que transporte de forma segura los aparatos electrónicos usados y a lugares de eliminación seguros, como recicladores o fundidores certificados, para deshacerse de grandes cantidades de dispositivos electrónicos.
Además, las grandes cantidades de documentos confidenciales también pueden eliminarse a través de servicios de trituración seguros para mayor tranquilidad. Asegurarse de que todos los activos se eliminan correctamente no sólo protege los datos de los pacientes y consumidores, sino que es esencial para garantizar el cumplimiento financiero y proteger la valiosa reputación de la marca. Por lo tanto, la fase de eliminación debe formar parte de cualquier plan integral del ciclo de vida de los activos para tener éxito.
Las tareas del departamento de mantenimiento en una organización del sector sanitario durante la fase de eliminación de un activo de su ciclo de vida es garantizar que el proceso de retirada se lleve a cabo de acuerdo con los protocolos establecidos. El personal del departamento debe explicar minuciosamente al personal pertinente por qué se está eliminando el activo, y determinar cuál es la mejor manera de reasignarlo o eliminarlo.
Esto puede implicar la comprobación de los equipos antes de su traslado, la organización de contratos de eliminación con proveedores externos y la creación de registros que detallen el impacto de los costes asociados a la reubicación o eliminación de los activos. Además, deben desactivar cualquier clave de licencia asociada a ese equipo, comprobar si hay elementos restantes como baterías, cables o herramientas que deban retirarse junto con el activo en cuestión, y coordinar la logística de transporte y entrega si es necesario.
La gestión eficaz del ciclo de vida de un bien puede ahorrar a tu organización tiempo y dinero. Si eres consciente de las diferentes etapas del ciclo de vida de un activo y tomas medidas para optimizar cada una de ellas, podrás mantener tus activos en funcionamiento durante más tiempo.