El mantenimiento y gestión de activos es un componente esencial para el buen funcionamiento de cualquier empresa. Ayuda a controlar los riesgos asociados a los activos de la organización a lo largo del ciclo de vida, permitiendo mantener el buen desarrollo de las actividades, pero también beneficia a toda la cultura empresarial, demostrando responsabilidad hacia los empleados y el medio ambiente. Dicho esto, veamos entonces qué es y qué implica la gestión de activos.
¿Qué es el mantenimiento y gestión de activos?
El mantenimiento y gestión de activos lo podríamos ver como la serie de actividades coordinadas que debemos ejecutar para obtener el máximo valor de los activos físicos. De forma más concreta, es la gestión óptima del ciclo de vida de los activos con el propósito de alcanzar los objetivos empresariales de forma sostenible.
Por ejemplo, una organización puede tener equipos, vehículos, maquinarias y un sinfín de activos. En una empresa de transporte, es importante conocer los riesgos a los que están sometidos los vehículos para darles el cuidado adecuado. Si no prestamos atención a ello, podríamos acortar su vida útil e incluso hacer que la flota vehicular quede fuera de circulación, provocando un paro forzoso de las actividades.
La gestión de activos, en este caso, no se centra en el activo en sí, sino en el valor que el activo puede aportarnos a lo largo de su vida útil (desde su incorporación hasta la desincorporación), y esto también depende de la naturaleza y el propósito de nuestra organización.
¿Qué implica la gestión de activos y el mantenimiento en las empresas?
Ya deberíamos tener una idea de su importancia, pero entrando detalles, una buena gestión de activos nos permite:
- Mantener una actualización real y constante sobre el estado de los recursos estratégicos para la empresa.
- Reducir la cantidad de averías en las plantas y equipos, evitando la interrupción del ciclo de producción.
- Reducir los tiempos y costos de mantenimiento para todo el ciclo de vida de los activos, dado que podremos darles un cuidado oportuno antes de que requieran una mayor inversión.
- Mantener a la empresa en óptimas condiciones para operar.
- Prolongar la vida útil de los recursos de forma fiable, segura y económica.
Claves para mejorar el mantenimiento y la gestión de activos
Una de las mejores formas de cuidar nuestros activos es entendiendo y aprovechando los diferentes tipos de mantenimiento.
Primero tenemos el mantenimiento de conservación, que consiste en reponer el desgaste que sufren los recursos por el paso del tiempo. El mantenimiento de conservación puede ser correctivo (cuando arreglamos un desperfecto luego de que ha ocurrido) o preventivo.
Vamos a querer enfocarnos en el mantenimiento preventivo, ya que de este modo nos anticipamos a los futuros desperfectos que puedan tener los activos, evitando que ocurran y alargando su vida útil. Estos mantenimientos pueden ser programados, de oportunidad o mantenimiento predictivo.
Luego tenemos el mantenimiento de actualización, que consiste en hacer las inversiones necesarias frente a la obsolescencia.
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